Introspección 1/2
Me
gustan tus historias de histeria y las marcas en tu cuerpo, a mi igualmente me
hubiera gustado tener una amante bailarina que se parara desnuda en punta de
pie frente a mí, como me hubiera gustado tener una mujer que me cantara al oído
con una voz grave, quizás masculina, que tuviera el cabello corto y negro, como
una fantasía adolescente pero sin adolecer.
Yo
podría tener muchas pretensiones, tener ganas de acostarme con muchas mujeres
que tengan tu nombre invertido al revés, que cada vez que se dieran la vuelta
mostraran un rostro diferente, que cuando abrieran la boca de ellas no salieran
palabras, que se callasen la verdad y la mentira, que solo me miraran mostrándome
sus pechos desnudos con pezones de frío sobre almohadas tibias…
Pero
no le envidies la belleza a las mujeres,
ni sus muslos, ni sus caderas, ni sus espaldas insinuantes, tampoco sus labios,
en ti existe una belleza que no se determina por la procedencia ni menos por la
genitalidad, es mucho más desafiante que eso, es algo mucho más inexplicable,
que no se representa en la poesía ni en los libros que he leído, es algo a lo
que solo puedo adentrarme como en un cielo infinito.
Miro
tus ojos y toda la existencia anterior a ese momento desaparece, pero no hay
oscuridad ni miedo, tampoco existe Dios ni Satanás, veo tu naturaleza convertida
en carne que me alberga en tu calor conmovedor, que me llena…
Me pasó que en esta
cotidianidad opaca, deje de verte, deje de mirarte y tus ojos adquirieron otro
significado para mí. Me di cuenta de mi
discapacidad para estar sola, estando contigo y cuando nos tuvimos deje de
preocuparme, parece un enigma, pero el amor es extraño y nos sorprende con sus extrañezas,
uno desea lo que no tiene y al parecer el tenerse destruye la magia de la
imposibilidad de poseer y en la posibilidad uno se transforma en el yugo y el flagelo
de otro, en el amor flagelado también hay un goce, un intenso goce ante el vértigo
de la muerte, la muerte del amor, o la posibilidad de no existir más en el
conjunto, padecemos de nuestras enfermedades mentales contra los otros, no
intento justificarnos con esto ¿ pero no resulta imposible padecer dolores del
alma? Nos oscurecen y en aquella oscuridad cubrimos el amor/ y el amado con un
manto negro, atrapante/atraparte, como si fuera una posesión, y en aquella posesión de oscurísimos
anulamos y negamos todo aquello a lo que tememos y amamos a la vez
Es la presencia del ser desconocido